Origen y ortodoxia del Movimiento octogonal

Ya sabemos que cumplo años. Nunca me resistí al hecho porque lo considero algo inevitable. Y nunca me jodió porque yo creía que los años lo único que traían era canas, arrugas y si tenés suerte, experiencia. Pero, hete aquí, que hace dos años, la degradación de la materia me pasó factura. O sea, los años no sólo vienen con canas, arrugas y a veces, si tenés suerte, experiencia. Viene con dolores articulares, síndrome metabólico, curvas escolióticas que me dan dolor de cabeza por las cervicales y lumbalgias por las lumbares. Los laboratorios me empiezan a salir como el orto, por eso del síndrome, que además me puso hipertensa. Una joya. Si quisiera buscar novio, no paso una prueba de antecedentes, porque, además, me cuesta un huevo bajar de peso. Al margen de que no le estoy poniendo mucha onda al asunto en este momento.

So, a fines del 2010 el cagazo/cagaso (nunca sé cómo se escribe) hizo que me pusiera las piletas (como diría Gabu) y me decidí a hacer algo no para detener la degradación, pero al menos para tenerla a raya. En el 2011 empecé, llena de alegría y esperanza un proceso que me devolviera el cuerpo perdido y restableciera la salú todo lo que se pudiera, porque, convengamos, estoy más allá de un reseteo total.
Parte del camino es poner el cuerpo en movimiento.  Y ese movimiento es octogonal  porque nos desplazamos fuera de la circularidad que violenta  la  atención que acá también es flotante. Resumiendo la circularidad propicia la mecanización del movimiento y toda oscilación automatizada puede conducirnos a error y del error al dolor hay un paso. Esta es la razón por la que el Sensei dice: ¡Ojo al penduleo mal hecho!

¿Penduleo? Arrancamos con caminata y braceo. Los movimientos que hacemos con las piernas y los brazos tienen que poder detenerse por nuestra decisión. Para que ello suceda no podemos dejar que la inercia nos mueva. De ahí que ese balanceo, ese penduleo, ese levantar piernas, tiene que poder ser contenido a la voz de aura porque sino se convierte ¿en qué? En un penduleo incontrolado. ¿Y queremos eso? No, no queremos.

2 comentarios:

  1. bueno, finalmente encontré la respuesta a lo del penduleo. yo me había imaginado otra cosa, eh?
    sos una caja de sorpresas!
    y estoy en la misma...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ajajajaja llegaste acá también.
      Sipi, esto es el penduleo, que tiene un decálogo, una religión y un dios.

      Eliminar