miércoles, 11 de diciembre de 2013

3 crónicas 3 + casi 1

Parece un prótesis mamaria, pero no. Es un elemento de tortura aeróbico que también usó el Sensei para complicar un ejercicio anaeróbico como los abdominales, por ejemplo.

Lo recuerdo claramente. Era un lunes. Mater no estaba. Quedamos a merced del Sensei y la Mona Lisa.

La Mona Lisa, ya saben, tiene la bondad pintada en el rostro y en su sonrisa, pero le gustan los abdominales. Mucho. A veces, creo que demasiado. Al Sensei también le gustan. Eso y probar objetos nuevos (para nosotros). No conté acá pero conté en el Féis del penduleo que el día que descubrió que disponía de cintas elásticas gozó como un maníaco. Bueno, ese lunes con las tetas de goma también. Nos hizo usarlas de varias maneras, entre las piernas, sosteniéndolas con las rodillas mientras hacíamos abdominales rectos, en las manos haciendo ejercicios de coordinación y fuerza y en el piso. En el piso armó un circuito.
Ahora imaginen estos conos, tetitas, medio esferas, medio bochas o cómo se llamen, dispuestos en el suelo sin orden ni concierto. Sí, ya sé, lo recuerdo, el Sensei, muy orgulloso de su obra nos dijo que había armado un pinito de navidad. Consiguió que todos nos quedemos quietos mirando el piso tratando de unir las líneas imaginarias que darían por resultado la composición de un árbol, cualquier árbol, hasta uno seco, sin hojas, quemado, sin ramas, lo que sea, un tronco aunque más no sea. Tampoco importa porque el punto no era festejar navidad sino "a ver cuántas salidas y entradas encuentran", sólo por hacerme la viva le dije "infinitas", él dijo que no.
Vale aclarar que ése no era el único circuito, había dos más. Uno, eran dos rectas paralelas y tenías que ir por adentro y por afuera; el otro, dos rectas paralelas, teníamos que ir por el medio rapidito, llegar a la silla, hacer una sentadilla y salir. Y luego el que mencioné primero.
Al rato, comento que estoy mareada. Concurren al instante dos expresiones:
Viviana: ¡Creía que el mareo era por las pastillas! (Esta Vivi tiene cada salida que me hace morir de risa).
Sensei: ¡Por fin alguien lo dice!
¡¡¡El yeguo sabía!!!

Anyway creo que estoy mezclando dos días de conitos de mierda, pero sabrán disculpar. Son experiencias que quedan grabadas a fuego en la memoria celular.


Después vino el lunes de pastoreo en la ciudad. Tocó Parque Centenario. ¿Ven esos banquitos? Hay muchos. Tres sentadillas por banquito. Por ejemplo, para que tengan una idea. Más las vueltas alrededor del lago, más el step, más la marcha en el lugar, más, más, más...
No es que se ensañen. No. Es que ellos son así, intensos. Les gusta la vida al aire libre, son amantes de la flexibilidad, amigos del tono muscular, caminantes empedernidos cuyo lema coincide con el título del libro de Laurent Gounelle, "Te llevaré a un lugar donde todo es posible". Tanto así, que se cumple la máxima del Sensei, el dolor se va, no queda registro a las 48 horas.Así que nos da duro y emergemos, triunfantes y sudorosos, unas Afroditas raras naciendo una y otra vez, cada lunes, cada martes, cada viernes. Amén.

Después vino la cuarta jornada de Prosam en zapatillas. Vivi escribió el texto del cuadernillo precioso que repartieron con tips , fotos y demases. Mater se esmeró muchísimo. Hicimos el estiramiento del final con pelotitas. NUEVAS. Eso es, literalmente, un horror. Es como exponerte voluntariamente al desguace del cuerpo a manos de un asesino serial. Sí, así de grave, de doloroso. Un verdadero espanto. Ahí nos damos cuenta que si pudiéramos encontrar un agujero negro nos meteríamos de lleno, pero en realidad lo que acontece en la Pendulesitud es que la materia choca con la antimateria y WOW, los Tutú-ninjas.
Y el Sensei, en su infinita salvajada organizó un circuito. OK. Todo bien con nosotros, de última, lo sufrimos pero estamos acostumbrados. ¿Pero esa pobre gente? ¿Esos pobres amigos y parientes que llevamos engañados a una muestra? Ellos, ¿por qué? El marido de Emilce, le dijo, "no me dijiste que era así". Claro, pobre. Tiene razón. Y tiene razón porque no faltó nada: caminata, tetas, sillas y colchonetas. No se puede negar que está pasando (el Sensei) por una etapa de cruel creatividad, de dislate gimnástico, de pandemonium ana-aeróbico, y podría seguir buscando comparaciones.

Ayer, sin ir más lejos, le dije que su nuevo apodo es Torquemada, el inquisidor español. Y como habrán notado, hoy mi apodo favorito, Cronopio, brilló por su ausencia. Y así seguirá hasta que se lo vuelva a ganar.

Ah! volvió Alicia. Una de ellas, hay tres, creo. Pero bueno, volvió Alicia. Y volvió muy George. 
Estábamos haciendo un ejercicio con bandas elásticas que consistía en desplazar a ras del piso el brazo que tenía la banda de mentas enroscada a la mano del mismo brazo (parece obvio, pero no) y que estaba sostenida bajo el pie del mismo lado, por lo cual teníamos que hacer mucha fuerza para realizar el movimiento que consistía en llevar hacia arriba el brazo venciendo la resistencia de la banda y al volver hacer fuerza para que el brazo no saliera disparado por efecto de la la misma banda, no sé explicarlo mejor voy a ver si encuentro un dibujito.


A ver imaginate algo parecido a éste, pero en el piso y con los brazos. ¿Está? ¿Lo visualizás? Bien, Ali lo hizo con el brazo que no tenía la goma. Y Mater y yo pensamos que lo había hecho George porque eso es típico de él. Me río de sólo pensarlo.

Pero no todo es tan terrible, como reza uno de los puntos del decálogo "El penduleo controlado es. El penduleo incontrolado no es. Sin embargo, la pendulesitud alberga a ambos porque en el encuentro de los contrarios nace la impecabilidad" y por eso le aplican estas palabras:


Amor et melle et felle est fecundissimus*, porque la pendulesitud es amor en movimiento.

*el amor es fecundo en amor y hiel, Plauto. 

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