Mater es Mater. Ella se desliza. Vive en una verticalidad de junco, o
sea, es flexible. Tiene manos de hada y hace maravillas con la
acupresión. Sin embargo, detrás de esa sonrisa toda calma y serenidad,
se esconde cierta perversidad porque
pareciera que disfruta cuando nos pone las pelotitas en los isquiones y
escucha nuestras exclamaciones de dolor. Se escuda en que el resultado
final es la superación de la contractura, el logro de la relajación toda
vez que con distintos elementos nos hace trabajar el eje postural.
Con ella usamos música. Y para eso el Sensei debe faltar. Ya arreglamos
con los sindicatos de los subtes para que hagan paro más seguido así el
Maestro pega el faltazo (shhhhhhhhhhh).
Se ríe y hace miradas
cómplices que el Sensei no siempre pesca (ja). Y si no fuera porque es
Mater, sería también una Tutú ninja.
Quiero a Mater.
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